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NUEVAMENTE MACHU PICCHU
Hace unas semanas un connotado intelectual peruano, me decía en Lima, si es para bien o para mal que Machu Picchu, haya sido declarada como una de las maravillas modernas del mundo. «Temo, expresaba, que por el sentido comercial de los mercaderes del turismo tratan de lucrar al máximo con el ingreso a esa preciosa Ciudadela Inca, sin tener en cuenta que un excesivo peso puede determinar no sólo serios daños en su estructura física sino hasta su propia destrucción teniendo en cuenta las fallas geológicas existentes en el cerro del mismo nombre.
Todavía hace unas dos décadas o más, el «padre de la arqueología cusqueña» Dr. Manuel Chávez Ballón, comentó en varios medios de expresión que no debía permitirse la construcción de una carretera con destino a ese extraordinario centro cultural por que determinaría un ingreso masivo de personas que podrían en peligro su estabilidad.
Hace dos años aproximadamente se efectuaron varias movilizaciones masivas para evitar que durante el gobierno del Dr. Alejandro Toledo se construyera el Telesférico de la población de Aguas Calientes y esa maravilla de la humanidad. Expertos de todo tipo consideraron, con argumentos técnicos irrevertibles, que el peso de ese armotroste de fierro y cemento podía determinar que se agudicen las fallas geológicas y ese hermoso «poema de piedra» se viniera abajo. La propia UNESCO se opuso a la realización de ese trabajo aunque el chileno Souza Ferreyra, quien supuestamente había ganado una licitación para la realización de esa obra, se embolsilló varios cientos de miles de dólares como pago de una llamada indemnización.
La razón de los argumentos antes mencionados están ahora frente a nosotros. Primero ya se ha comenzado a superar, con creces, el límite de soportabilidad de ese centro cultural fijado en 1,800 personas como máximo por día. Ahora se llega a 2,500 y la tendencia es que subirá. Asimismo, un historiador ha planteado que se construya una autopista hacia ese lugar para permitir la masiva concurrencia de visitantes. Dice que así se visitarán los numerosos centros arqueológicos existentes en las miles de hectáreas que comprende el centro arqueológico pertinente. No se da cuenta que todos no se contentarán con llegar a centros menores sino que su meta será, por cierto, la propia Ciudadela. Finalmente el Vice Ministro de Turismo, que no es de las canteras del APRA., se ha sumado al coro de los que quieren sacar el máximo provecho económico a ese lugar, y ha planteado nuevamente la construcción de un telesférico. Quizás tal cosa podía admitirse si el mismo es colocado en un cerro vecino a donde está asentada la mencionada maravilla, pero nada de eso se ha comentado.
Urge en consecuencia que el instituto Nacional de Cultura, otras instituciones públicas o privadas, encargadas de velar por las expresiones culturales, se movilicen para que con el pretexto de la declaratoria de «Maravilla de la Humanidad» no se destruya uno de los más hermosos legados arqueológicos que nos dejaron nuestros antepasados.
Por otro lado la carretera asfaltada, el telesférico, el creciente número de visitantes además tendrá y ya tiene un factor negativo en la conservación de la flora y de la fauna de ese lugar.
Nuestro deber como cusqueños y peruanos es preservar a esa maravilla y no seguir el criterio comercial que con el pretexto de llegar a Machu Picchu puede originar daños irreparables en su estructura.